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historia de un asalto fallido

En los tiempos turbulentos del Viejo Oeste, una familia sobresalió entre la multitud de forajidos: los hermanos Dalton. Esta pandilla de bandidos, encabezada por Bob, Grat y Emmet Dalton, recorrió el oeste de Estados Unidos en los últimos años del siglo XIX, desafiando a la ley con cada paso. Sin embargo, los Dalton no siempre fueron delincuentes. Criados en una familia numerosa y humilde en Kansas, estos hombres conocieron una vida de trabajo duro y una fuerte relación con la ley; dos de los hermanos, Frank y Bob, llegaron a ser agentes de la ley en sus primeros años. No obstante, el destino tenía otros planes para ellos.

El cambio hacia el bandidaje comenzó cuando Frank murió cumpliendo su deber. Motivados por una combinación de rabia y resentimiento, los Dalton, junto con otros cómplices, se lanzaron a una vida de robos y asaltos, primero de trenes y luego de bancos, en busca de venganza y riqueza. Para 1891, ya eran famosos por sus asaltos a los trenes de Union Pacific y Southern Pacific. Sin embargo, la suerte no siempre estuvo de su lado; el grupo perdió a varios de sus miembros en enfrentamientos con la ley, y sus golpes comenzaron a fracasar con mayor frecuencia. No obstante, siguieron adelante, ganándose una reputación de audacia y valentía.

El final de los Dalton llegó en octubre de 1892, durante el célebre asalto a dos bancos en Coffeyville, Kansas. Los hermanos intentaron un golpe que sería el mayor de sus vidas, pero el resultado fue trágico: Bob y Grat murieron en el tiroteo, mientras Emmet fue capturado y encarcelado. La historia de los Dalton se convirtió en leyenda, representando la vida y el espíritu del Viejo Oeste en sus últimos días.

Para profundizar en esta fascinante historia de traiciones, conflictos y redención, te ofrecemos en exclusiva un capítulo de Los Dalton, el nuevo libro de Tom Clavin publicado recientemente por Pinolia, que explora con detalle la compleja vida de estos famosos forajidos del Salvaje Oeste.

Caos en Minnesota

A pesar de lo audaz que fue el asalto a Coffeyville en 1892, ya existía un precedente que implicaba a familiares de los hermanos Dalton. Había tenido lugar dieciséis años antes, lejos de Kansas.

Jesse y Frank James eran los miembros más conocidos de la banda de James-Younger, que floreció después de la guerra civil, pero los bandidos estaban liderados tanto por Cole Younger como por los hermanos James. En varias ocasiones, la banda incluía a los hermanos de Cole, Jim, Bob y John, así como a su cuñado John Jarrett. También estaban Clell Miller, Arthur McCoy; otro grupo de hermanos, George y Oliver Shepherd, y otro más, William y Tom McDaniel, junto con Charlie Pitt y Bill Chadwell. La mayoría procedían de Misuri.

Esta agrupación de rufianes había comenzado como un grupo de guerrilleros confederados que habían participado en la encarnizada lucha partisana en Misuri durante la guerra de Secesión. Después, cuando la guerra hubo acabado, los hombres siguieron saqueando y asesinando, pero ya no luchaban por la independencia del Sur, sino por un beneficio personal. No obstante la asociación de forajidos no se convirtió realmente en la banda de James-Younger hasta 1868 como muy pronto, cuando las autoridades por primera vez acusaron a Cole Younger, Jarrett, McCoy y los hermanos Shepherd como sospechosos del robo del Nimrod Long, un banco en Russellville (Kentucky).

Después de eso, se lanzaron a la carrera del crimen. Durante los ocho años siguientes, la banda de James-Younger fue una de las más temidas, proclamadas y buscadas de la frontera estadounidense. Aunque sus fechorías eran temerarias y brutales, muchos miembros gozaban de un aura romántica ante la opinión pública que les granjeó simpatía y un importante apoyo popular. Se sospechaba que habían robado bancos, diligencias y trenes en los Estados de Kentucky, Tennessee, Iowa, Kansas, Minnesota, Texas, Arkansas, Luisiana, Alabama y Virginia Occidental, así como en Misuri.

¿Quiénes eran y por qué parecían disfrutar de una violenta vida delictiva? Algunos de ellos no empezaron siendo pobres. Los hermanos Younger crecieron en una próspera familia cuyo padre era propietario de esclavos en el condado de Jackson (Misuri). Thomas Coleman (conocido como Cole), James Hardin, John Harrison y Robert Ewing eran cuatro de los catorce hijos de Henry y Bursheba Younger. Henry era de Kentucky y había conocido a su esposa en Kansas City. En el condado de Jackson tuvo éxito como especulador de tierras y hombre de negocios, además de agricultor. Podía permitirse educar a sus hijos, especialmente a los varones.

Pero Misuri no iba a tener un futuro pacífico durante muchos años. Su agitación comenzó con la guerra fronteriza con Kansas. Muchos residentes y legisladores de este último territorio querían que Kansas entrara a formar parte de los EE. UU. como un estado libre de esclavitud, mientras que muchas familias de Misuri eran propietarias de esclavos y querían justamente lo contrario para su vecino del oeste.

Aunque Henry Younger poseía un par de esclavos, apoyaba el movimiento por un estado libre en Kansas. Sin embargo, esta postura no le protegió contra los jayhawkers que cruzaban la frontera para atacar las granjas de Misuri.

Lo irónico fue, entonces, que al tiempo que los unionistas robaban el ganado y dañaban las propiedades de Henry, sus hijos se habían hecho simpatizantes del Sur. Finalmente, Cole partió para unirse a las guerrillas lideradas por William Quantrill. Esto podría haber sido una lealtad temporal sin más, especialmente cuando Cole vio las consecuencias de la depravación de Quantrill, pero, en julio de 1862, su hermano Henry fue asesinado por milicianos de la Unión. Después de este acontecimiento, ya no hubo vuelta atrás.

Tras un año cabalgando junto a los guerrilleros confederados, Cole participó voluntariamente en el asalto a Lawrence (Kansas), en agosto de 1863. La ciudad fue saqueada y abandonada en llamas, y unos doscientos hombres y niños murieron acribillados o quemados. Al año siguiente, James Younger sustituyó a su hermano en la banda de Quantrill para que Cole pudiera alistarse en el ejército confederado. Como capitán dirigió tropas en campañas en Luisiana e incluso en California, en el extremo oeste. Allí estaba cuando terminó la guerra y tuvo que regresar a Misuri.

Alexander Franklin James, conocido por todos como Frank, y su hermano menor Jesse no estaban emparentados con los Youngers, pero crecieron en la misma zona de «la pequeña Dixie», al oeste de Misuri. Su madre, Zerelda, era una abierta partidaria de la independencia del Sur. Frank y más tarde Jesse, en 1864, a la edad de dieciséis años, se unieron a los asaltantes de Quantrill. Ambos también cabalgaron con los líderes guerrilleros Archie Clement y «Bloody Bill» Anderson. Pasados estos días de libertad y compromiso moral, es muy poco probable que los James encontraran otro trabajo que no fuera el de forajidos.

Bajo un cielo teñido de polvo y peligro, los caballos aguardan mientras sus jinetes se preparan para la última aventura. Ilustración artística. Foto: Dall-e/Christian Pérez

En los últimos días de la guerra civil, Frank se rindió a las tropas de la Unión en Kentucky. Jesse estaba a punto de hacer lo mismo en Misuri cuando recibió un disparo en el pulmón. En un giro imprevisto, este infortunio acabó en romances, pues Jesse fue atendido por una prima de él, también llamada Zerelda, y ambos acabaron casándose. La felicidad doméstica, no obstante, no amansó a Jesse: él y Frank pronto necesitaron otra banda con la que cabalgar, y los hermanos Younger se la proporcionaron.

Cole y James Younger habían regresado a la granja familiar, en ruinas y sin rastro de su antigua bonanza, a pesar de los esfuerzos de sus hermanos John y Bob, y de su madre y hermanas. Esta pérdida unida a la ira hacia la Reconstrucción con su continua presencia de tropas yanquis persuadió a los chicos Younger a seguir una línea de acción diferente. Se alistaron en las filas de los soldados confederados, ahora convertidos en forajidos. Los Youngers destacaban especialmente, más aún después de su alianza con los James.

Especialmente en Misuri, los bancos se habían convertido en símbolos de sometimiento y ruina financiera, por lo que estas instituciones se convirtieron en el blanco de la ira de los forajidos. El primer atraco de la banda de James-Younger fue a la Clay County Savings Association de Liberty. Su nueva carrera tuvo un comienzo prometedor, ya que los ladrones se llevaron más de 60000 dólares, un botín muy suculento en febrero de 1866.

Tras este éxito no es de extrañar, pues, que la banda, envalentonada, quisiera seguir actuando. Durante la década siguiente, con un elenco cambiante de integrantes, algunos de los cuales eran también antiguos asaltantes, la banda de James-Younger aterrorizó a empresas y ciudadanos cumplidores de la ley, y frustró a los agentes de todo el sur y el medio oeste del país. Se calcula que los ladrones asaltaron una docena de bancos, siete trenes y cuatro diligencias. El miedo y la frustración no fueron el único resultado: al menos once hombres fueron asesinados, empezando por George Wymore, un transeúnte que pacíficamente paseaba por las calles de Liberty.

En 1871 ocurrió un suceso especialmente trágico durante este reinado del terror. Dos agentes de la ley intentaron detener a John Younger en el condado de Dallas (Texas), y este acabó con la vida de ambos. Otro hecho destacado, aunque no tan relevante, se produjo cinco meses después, cuando la banda atracó un banco en Corydon (Iowa). Una de las consecuencias fue que por primera vez el banco se puso en contacto con la famosa Agencia Nacional de Detectives Pinkerton de Chicago para que participara en la persecución de la banda de James-Younger.

Allan Pinkerton, director de la agencia, envió a su hijo Robert, quien se unió a un sheriff del condado para seguir a varios miembros de la banda hasta una granja en Civil Bend (Misuri). Un breve tiroteo terminó sin un claro vencedor cuando los bandidos escaparon. Haciendo gala de ambiciones periodísticas, poco después, Jesse James escribió una carta al diario The Kansas City Star en la que afirmaba que los republicanos lo perseguían por su lealtad a la Confederación, y que por ello los acusaban a él y a Frank de ser los responsables de los robos. «Pero no me importa lo que ese degradado partido radical piense de mí —escribió—. Me daría igual que pensaran que soy un ladrón o que no lo soy».

El tesoro perdido más famoso del Salvaje Oeste

Lo que habría podido ser un clamoroso enfrentamiento en la historia del Oeste americano se evitó por los pelos el 23 de septiembre de 1872, cuando Jesse James y los hermanos Cole y John Younger asaltaron una taquilla de la Exposición Industrial de Kansas City, entre miles de miles de personas. Se llevaron unos 900 dólares y dispararon accidentalmente a una niña en el forcejeo que siguió con el vendedor de entradas. Wild Bill Hickok, que residía en Kansas City cuando no estaba fuera de caza, se encontraba presente y llegó al lugar justo cuando el trío se disponía a huir.

No hubo tiroteo, y lo más significativo del robo fue que el editor de The Star, John Newman Edwards, escribió lo que se convirtió en un famoso editorial titulado «La caballerosidad del crimen». Decía de la banda: «Roban a los ricos y entregan a los pobres», lo que daba a los asaltantes un aspecto de Robin Hood.

El elenco de hermanos Younger se redujo en marzo de 1874. El 11 de marzo, un agente de Pinkerton, Joseph Whicher, fue encontrado muerto a tiros junto a una carretera rural en el condado de Jackson, donde habían crecido los hermanos. Otros dos agentes, John Boyle y Louis Lull, acompañados por el ayudante del sheriff Edwin Daniels, se hicieron pasar por compradores de ganado para intentar localizar a los Youngers. El 17 de marzo, el trío fue detenido y atacado por John y Jim Younger en un tramo rural de carretera.

Daniels murió en el acto, Lull y John Younger se hirieron mutuamente, y Boyle y Jim Younger escaparon. John Younger murió poco después del tiroteo, pero Lull vivió lo suficiente para testificar ante un juez de instrucción antes de sucumbir a sus heridas.

Los demás intentos de capturar a la banda también fueron infructuosos. Finalmente, en la noche del 25 de enero de 1875, los agentes de Pinkerton rodearon la granja de los James en Kearney (Misuri). Frank y Jesse habían estado allí antes, pero se habían marchado. Los hombres de Pinkerton arrojaron un artefacto incendiario de hierro a la casa, que explotó al rodar por una chimenea en llamas. En este ataque vengativo Zerelda resultó herida y Archie muerto, lo que motivó que Allan Pinkerton abandonara la persecución de la banda de James-Younger.

El último acto de la banda, directamente relacionado con lo que ocurriría en Coffeyville, tuvo lugar en Minnesota el 7 de septiembre de 1876. La banda se dispuso a robar el banco First National de Northfield.

¿Por qué a Jesse, Frank, Cole y el resto se les ocurrió viajar tan lejos de su entorno habitual? Al parecer, la idea de la incursión la tuvieron Jesse y Bob Younger. Cole trató de disuadir a su hermano del plan, pero Bob se negó a dar marcha atrás. A regañadientes, Cole accedió y escribió a su hermano Jim en California para que regresara. Jim Younger nunca había querido tener nada que ver con las actividades fuera de la ley de Cole, pero aceptó por lealtad familiar.

El banco de Northfield no merecía realmente el viaje de seiscientos kilómetros en línea recta hacia el norte. Era un banco rural como otro cualquiera, aunque corrían rumores de que el general Adelbert Ames, hijo del propietario del molino Ames de Northfield, había depositado allí 50 000 dólares. Existe la hipótesis de que lo eligieran por su conexión con dos políticos republicanos radicales y generales de la Unión: Ames y su suegro, Benjamin Butler. Ames acababa de dimitir como gobernador de Misisipi, donde había participado intensamente en la lucha por los derechos civiles de los esclavos liberados y se había trasladado recientemente a Northfield para estar cerca de su padre. Por su parte Butler, nacido en New Hampshire, había sido general de división en el ejército de la Unión.

En lugar de agotar sus caballos, Cole, Jim y Bob Younger, Frank y Jesse James, Charlie Pitts, Clell Miller y Bill Chadwell tomaron un tren a St. Paul a principios de septiembre. Tras una escala allí, se dividieron en dos grupos, uno con destino a Mankato y otro a Red Wing, a ambos lados de Northfield. Compraron caballos para explorar el terreno en torno a estas localidades y acordaron reunirse al sur de Northfield, a lo largo del río Cannon, en la mañana del día 7. A las dos de la tarde, la banda intentó atracar el banco. Los residentes de Northfield habían visto a los desconocidos salir de un restaurante cercano al molino poco después del mediodía. Los forajidos comieron huevos fritos que, según testimonios posteriores, fueron regados con whisky. Bob Younger, Frank James y Charlie Pitts cruzaron el puente junto al molino de Ames y entraron en el banco. Jesse James, Cole y Jim Younger, Chadwell y Miller montaban guardia fuera. Dos de ellos estaban junto a la puerta principal del banco, y los otros tres esperaban en Mills Square para vigilar la ruta de escape de la banda.

De repente, un hombre llamado J. S. Allen gritó: «¡Coged las armas, chicos, están atracando el banco!».

Cuando los ciudadanos locales se dieron cuenta de que se estaba produciendo un robo, varios tomaron las armas de las ferreterías locales. A cubierto, dispararon mortalmente contra los forajidos. Durante el tiroteo, un estudiante de medicina, Henry Wheeler, mató a Clell Miller de un tiro desde una ventana del tercer piso del hotel Dampier House, al otro lado de la calle del banco. Otro hombre, A. R. Manning, que se refugió en la esquina del edificio Scriver, calle abajo, mató a Bill Chadwell. Cole recibió un disparo en la cadera izquierda, Bob se fracturó un codo y Jim fue herido de bala en la mandíbula. El único civil muerto en la calle fue Nicholas Gustafson, de treinta años, un inmigrante sueco desarmado que fue abatido por Cole en la esquina de Fifth Street con Division Street.

Mientras todo esto ocurría fuera, en el interior del banco, Joseph Heywood, el cajero adjunto, se negó a abrir la caja fuerte y fue asesinado por resistirse. Los otros dos empleados del banco eran el cajero Alonzo Bunker y el auxiliar de contabilidad Frank Wilcox. A pesar de que Pitts lo había herido en el hombro derecho, Bunker escapó por la puerta trasera y salió corriendo del banco. Acto seguido, los tres atracadores huyeron tras oír disparos en el exterior y montaron en sus caballos con un botín de tan solo varias bolsas de monedas de cinco centavos.

Se formó rápidamente una cuadrilla para atrapar y tal vez ahorcar a lo que quedaba de la banda de James-Younger. Se inició una persecución campo a través.

(*) Capítulo extraído del libro ‘Los Dalton’, escrito por Tom Clavin y publicado por Pinolia (2024).

Fuente

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