“Jamás había sentido un dolor así”, dijo Kim Kardashian en 2019 a ‘Wall Street Journal’. Contra lo que pudiera parecer, no hablaba acerca de un parto o de un accidente, sino del vestido de Mugler que lució en la gala MET de ese año. La imposible cintura XS de la que entonces presumía era fruto del trabajo del famoso rey de los corsés, Mr Pearl, que le dio lecciones para poder respirar con el diseño creado ‘ad hoc’ para lucir el modelo.
El hecho de tener que “aprender a respirar” para posar sobre la alfombra roja es escalofriante, pero tras ver el look con el que Kim Kardashian se ha convertido un año más en la celebridad más comentada de la última gala MET, comprendemos que tales lecciones le habrán sido de provecho. Las redes sociales se han escandalizado al ver la cintura de Kardashian, que lleva un diseño de Margiela by John Galliano bajo el que sin duda, hay un corsé de Mr Pearl.
La cintura de Kim, incompatible con la vida
“Guau. Esta es su cintura más extrema, pero necesitaré que alguien me explique dónde están sus órganos”, escribió en X un internauta. No olvidemos que en el backstage del pasado desfile de Alta Costura de Galliano para Margiela había un moodboard repleto de fotografías del making of que plasmaban con orgullo los moretones que los diseños dejaban en el cuerpo de las modelos. Por supuesto, Kardashian estaba en el ‘front row’ del show, quizás ya entonces conteniendo la respiración. “1,2,3… ¡Respira! Uy, espera… Mejor no lo hagas”.
Lo cierto es que recientemente, Kim había subido a sus redes imágenes en las que llevaba un corsé de Mr Pearl, y a Adam Red, conocido estilista capilar, comentó entonces en sus redes lo dificultoso que es llevar estos diseños. “Realmente hubo sangre, sudor y lágrimas en el desfile de Mugler. Carly Newman (experta colorista capilar) recuerda alimentar a las modelos con cubitos de hielo para evitar que se desmayaran en esos corsés”, asegura.
La gala MET está patrocinada por Ozempic”, bromea un usuario en X
El dicho “para lucir hay que sufrir”, dañino donde los haya, ha resurgido ante el auge de Ozempic (un fármaco inyectable que pese a ser para pacientes con Diabetes tipo 2, propicia una pérdida de peso de alrededor del 15 %), que se ha encargado de borrar las curvas de la alfombra roja.
“La gala MET está patrocinada por Ozempic“, bromea un usuario en X, mientras que diversos internautas han señalado que el rostro de Jennifer Lopez es una clara señal de que la cantante y actriz también apuesta por este medicamento. Si bien Catherine Deneuve dijo hace décadas que “a cierta edad, tienes que elegir entre tu cara o tu trasero”, Hollywood parece haber elegido lo segundo, y por eso incluso se habla ya de “cara Ozempic”, definida por el descolgamiento y la flacidez.
Los hombres disfrutan de una moda cada vez menos encorsetada, mientras que ellas se convierten en esclavas del corsé
La gala Met: dolor y sacrificio
Pero hoy no queremos centrarnos en el polémico uso del medicamento, sino en cómo la gala MET, que antaño era una celebración de la moda, se ha transformado en una oda al sufrimiento… De las mujeres, claro. La paradoja es que gracias al feminismo y a su batalla contra la masculinidad tóxica, los hombres disfrutan ahora de una moda cada vez menos encorsetada, mientras que las mujeres se convierten en esclavas del corsé.
Uno de los looks destinados a ser carne de meme es el diseño de Balmain que ha llevado Tyla, un vestido confeccionado con arena y micro cristales aplicados sobre una tela moldeada a partir de un molde de yeso creado a partir del cuerpo de la cantante, que tenía que ser elevada para subir las escaleras en las que los invitados a la gala posan.
El sufrimiento y el sacrificio son los verdaderos triunfadores
Sí, el look es absolutamente espectacular, pero el hecho de que Tyla sea incapaz de subir un escalón indica que el sufrimiento y el sacrificio son los verdaderos triunfadores de una velada en la que hemos visto a un sinfín de celebridades desfilar con looks que dificultan su movilidad y siluetas que en muchos casos, son fruto de una alimentación ciertamente paupérrima.
Sobre la estética de Kim Kardashian en la gala, que sin duda incitará a los medios a hablar con doctores acerca de los posibles daños de lucir un corsé tan extremo, ha escrito MJ Corey, responsable de la cuenta Kardashian Kolloquium.
El espectáculo de la cintura es en realidad un espectáculo del dolor, una exhibición de resistencia personal
“El espectáculo de la cintura es en realidad un espectáculo del dolor, una exhibición de resistencia personal que aumenta año tras año. La voluntad de Kim de abusar de sí misma para lograr el look ha sido un subtexto en la mayoría de los años de la gala MET, pero siento que esta vez lo ha llevado tan lejos, que ese motivo se se ha vuelto explícito e innegable. En otras palabras, cuando se trata de Kim, nunca se trata sólo de la apariencia, sino de lo que está dispuesta a entregar de sí misma a su costa”, escribe.
De prescindir de las calorías, ha pasado a prescindir del oxígeno
El año en el que lució un vestido de Marilyn Monroe desató la ira de las redes por haber promovido una restrictiva y peligrosa dieta con la que perder el peso necesario para poder lucir el diseño en cuestión, pero este año ha ido más allá: de prescindir de las calorías, ha pasado a prescindir del oxígeno.
“Este año ha apostado por un tipo diferente de modificación corporal a través del corsé extremo”, asegura la periodista experta en moda Vanessa Friedman en ‘New York Times’.
Lo preocupante es que Katy Perry ha recurrido a la inteligencia artificial para hacernos creer que estaba presente en la gala, cuando como ella misma ha dicho, no ha podido ir por compromisos laborales, pero su imagen actual es tan irreal que de no haberlo aclarado, pocos se habrían dado cuenta de que no era ella.
En un ejercicio de hiper realidad digna de Baudrillard, Kim Kardashian es el clon de sus imágenes virales
Por su parte Kim Kardashian ha borrado los límites que separan lo percibido de lo real al enmascarar su realidad mediante la normalización de unos ideales de belleza imposibles que han convertido su imagen en una especie de simulacro. En un ejercicio de hiper realidad digna de Baudrillard, podríamos decir incluso que Kim Kardashian es el clon de sus imágenes virales, que lejos de reflejar su vida, son ahora una representación ante la absoluta desaparición de la línea que separa lo real de lo irreal.
“La propia ontología de Kim Kardashian es la de las imágenes digitales. Romper internet siempre es obra de signos e imágenes: no hay personas reales en el ciberespacio. Todo el poder material que posee Kim es el efecto derivado de la efectividad virtual de su omnipotencia computacional. No existe Kim Kardashian sin las redes sociales, pero esta no es su debilidad, sino más bien, su poder divino”, señala The Dangerous Maybe en ‘Medium’.
Al final, si hiciéramos un gráfico de los movimientos de los invitados a la gala MET, nos encontraríamos con patrones de movimiento similares a los que plasmaron cómo niños y niñas se mueven en el colegio. Si en las escuelas ellos ocupan el centro y las niñas quedan relegadas a los márgenes, ante las nuevas constricciones de la moda, es posible que las invitadas a la gala fueran plasmadas como personas que apenas ocupan espacio y que por descontado, no pueden bailar… Y como dijo Emma Goldman, “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”.
Me las imagino sentadas (las que pueden) en sus mesas repletas de comida que funciona casi como atrezo, mientras que ellos bailan en la pista de baile. El yugo de la belleza ha vuelto a vencer y la losa de los cánones imposibles han logrado de nuevo que ya ni siquiera respirar sea sencillo. La gala MET no es ya una oda a la moda, sino al sacrificio de las mujeres.
¿Quieres recibir gratis todos los jueves en tu correo los mejores contenidos de belleza, moda y estilo de vida? Apúntate a nuestra Newsletter.