El cosmos puede parecer un frío y aterrador vacío; pero, en realidad, en el espacio fluye continuamente un tráfico incesante de radiación, procedente de los cuerpos celestes que lo emiten: estrellas como nuestro Sol, estrellas de neutrones, o incluso galaxias enteras…
Existe un tipo de radiación en concreto denominada ráfagas rápidas de radio o FRBs, por sus siglas en inglés, fast radio bursts. Los científicos llevan una década a la caza de estas ráfagas, pero es una tarea ardua, dado que su presencia dura apenas unos milisegundos en los instrumentos de detección; además, podrían provenir de cualquier lugar del universo. A pesar de haber detectado cientos de ráfagas como estas, los científicos solo han podido determinar el origen de dos de ellas. La primera, en 2017; y la segunda, ahora.
La nueva detección, además, es de lo más inusual; no solo porque las FRBs son muy escurridizas, sino porque su procedencia es una galaxia muy similar a la nuestra, la Vía Láctea.
El hallazgo se realizó gracias a ocho telescopios situados desde el Reino Unido hasta China, y fue publicado el pasado 6 de enero en la revista Nature.
Pero esta detección genera más preguntas que respuestas.